sábado, 4 de julio de 2009

Carta para la Señora



Señora mía, señora de todos, de miles y tal vez millones de personas de todas las edades y clases sociales, donde las haya, (que haberlas "hay las"), señora maravillosa, escuchando su voz y lamentando su partida, tuve el privilegio de estar muy cerca de usted de compartir una noche de "parranda" en nuestro querido México, le escribo esta carta para decirle que lamento no haberle dado un abrazo fuerte antes de que partiera, que el día de la Boda de su querida hijita pequeña mirando las fotos en una revista se me humedecieron los ojos pensando que ya no pudo verla vestida de blanco, pero ya le digo que estaba lindísima, que lamento mucho no haber estado al lado de su familia el día de su despedida, lamento mucho no haber estado ahí para verla por última vez, mi querida Marieta, le tengo tanto respeto que llamarla así como la llamaban sus seres más queridos me sabe un poco mal, pero me permito ese derecho porque el cariño y la admiración que aun guardo para usted es grande, tan grande que por eso le escribo esta carta, mi querida Señora, que sepa usted que aquí en este mundo se le recuerda como lo que usted fue, una persona maravillosa, una buena persona que amaba a su familia y que la mantenía unida, una persona que inspiraba respeto y admiración y una gran artista, una cantante excepcional con una voz privilegiada, pero en fin que lo que yo pueda escribirle ya lo han dicho muchos y suena a tópico y lo que menos quiero es eso, quiero decirle que aquí la amamos y recordamos a esa persona amable y a veces alocada que hablaba rapidísimo (en la vida cotidiana) y costaba entenderla, que sentía vergüenza si entraba en un lugar y para halagarla ponían sus canciones y cerraban el lugar solo para usted, que caían a sus pies hombres y mujeres rendidos ante su belleza y esplendor, me consta, que disfrutaba llevando a su equipo de trabajo a las Pirámides de Teotihuacán, sobre todo a los españoles que la acompañaban en sus giras, la que a pesar de ser recibida a todo lujo en limusinas tan grandes que parecían interminables, era sencilla y gustaba de comer tacos de carnitas en la boda de alguno de sus colaboradores en el restaurante "Arroyo “le escribo esta carta para decirle que aquí las cosas están como usted las dejó, que todos los que la amábamos la seguimos amando y que pase lo que pase usted es y será siempre en nuestro recuerdo la Señora de la Canción y que, lo que cultivó durante toda su vida, con su trabajo y esfuerzo, está a salvo, que los que vibramos con su voz en aquél Auditorio de la Av. Reforma en la Cd. de México, en los palenques de Moroleón, Guanajuato y Estado de México, en el Estadio de Pachuca, en el Anfiteatro de los Estudios Universal en los Ángeles y los cientos de miles de lugares donde usted se puso guapa para salir a cantarnos y emocionarnos con ese "amor eterno" que con su voz y manera de interpretar nos hacia llegar a las lágrimas que desde luego secábamos inmediatamente para no quedar mal; la seguimos amando y mientras usted descansa en Paz en su querido México y en su añorada y amada España, nosotros nos hemos quedado huérfanos de su calor y que con una oración y un pensamiento de profundo cariño le seguiremos y alcanzaremos para que nos siga deleitando con esa voz privilegiada que Dios le regaló, descasa en paz María de los Ángeles de las Heras Ortiz para nosotros ….Rocío Dúrcal.