domingo, 6 de junio de 2010

y nosotros quejándonos...





Cuando vi este clip que me envió mi amigo el Lic. Cuauhtémoc Moreno, gracias a que su amiga "sapito" se ha puesto selectiva con los re-enviados, cancelé mi pedido de un par de dispositivos para dejar de hacer "ruiditos" por la noche… se que el video (o vídeo como se dice en España) habla por sí solo y que una imagen vale más que mil palabras y no hace falta explicarlo, os prometo que NO pretendo explicarlo, solo quise compartirlo con vosotros por la sencilla razón de que independientemente de que en el video supongo que son actores y es una grabación profesional, el mensaje es … sencillamente conmovedor y ha logrado que deje de preocuparme por los “suaves y rítmicos ronroneos” que salen de mi garganta por las noches… y por el día!! a la hora de la siesta. Os cuento… el complejo de “roncadora” que me quita el sueño me surgió un día hace mas de 15 años, cuando mi hija y yo vivíamos en la Cd. De México, “nuestra casa de México” como nostálgicamente la llamamos, aunque no es para efectos legales una casa, para efectos sentimentales si lo es, (en México decimos “mi casa” aunque ésta sea un piso, un ático o un chalet adosado o pareado o independiente, no nos fijamos mucho en la terminología tan amplia que existe para describir el tipo de vivienda, NO como en España que no puedes atreverte a llamar pomposamente “mi casa” a un piso, porque la pregunta que sigue es ¿vives en un chalet?) solo sabemos que donde habitamos es “hogar dulce hogar” y este del que les hablo era un departamento o piso, la construcción era “de las buenas”, ya que la empresa para la que trabajaba en México como Abogada, construía un tipo de vivienda, si no de lujo en cuanto a acabados, si se puede decir que de alta calidad para venderlas a sus trabajadores, pues bien, aclaro esto para que no os penséis que la construcción era “chabolista” o como se dice en México de “interés social” (que no sé porque se les llama así a las viviendas de mala calidad que construye el Estado como si el interés social consistiera en que se te caiga la casa encima en cualquier movimiento telúrico de los que en la Ciudad de México hay miles todo los días solo que son imperceptibles, gracias a Dios), ni mucho menos, era un construcción en condiciones, pero tenía un fallo y es que los ventanales de aluminio de los dormitorios (3 y dos baños) que para abrirlas había que desplazar una de las hojas hacia el exterior, quedando unida por la parte superior es decir a la altura del techo y la otra parte o sea la parte inferior de la ventana era fija, pero esto no quiere decir que fuera “aislada” era una sola cristalera en todo el edifico, desde el suelo hasta el techo, y eso no habría sido problema si los aislamientos hubiesen sido colocados en los sitios adecuados cosa que desde luego no era así, con lo cual esas ventanas eran un “coladero” de sonidos, de todo tipo, yo acostumbraba a ponerme música bajita para poder conciliar el sueño porque los ruidos aunque no eran tremendos eran molestos, así que procuraba irme a la cama antes que mis vecinos el de abajo y el de arriba, se durmieran y así yo me dormía primero y no tenia que escuchar los ruidos de sus vidas personales en plena “efervescencia”, pues bien el día de marras, me fui a la cama muy tarde cuando ya todo el mundo estaba en “el quinto sueño”, había estado con mi amiga Luluxxa y la verdad era bastante tarde como para poner remilgos a los ruidos de mis vecinos, y sin reparar mucho en ellos por lo avanzado de la hora me metí debajo de mi edredón con la almohada en la cabeza para amortiguar los sonidillos, pero casi 10 minutos después me despierto con un cabreo monumental porque escuchaba unos ruidos que mas que humanos parecían gruñidos de dinosaurio, (hay quienes dicen que los dinosaurios emitían solo en baja frecuencia pero este sonido era de alta muy alta frecuencia) era espantoso escuchar semejantes “barritos” y con perdón de los elefantes porque no sé cómo se denomina los sonidos de un dinosaurio cabreado, y bueno pues me desperté, me quedé un poco esperando a escuchar el ruido nuevamente para identificar si el ruido provenía de arriba o de abajo, esto sobre todo para saber a dónde tenía que ir a reclamar, pero estaba tan cansada que no esperé mas y me dejé caer en la cama nuevamente y no sé cuánto tiempo habrá pasado, porque cuando duermo no soy consciente del tiempo, no sé si los demás lo son, pero yo me pierdo, en fin, que me dejé caer en la cama nuevamente y al cabo de un rato el ruido ensordecedor de mi “dinosaurio" vecino me hizo saltar de la cama, enseguida me puse una bata y me senté en la alfombra junto a la ventana, (en un escalón a modo de alféizar interior que servía entre otras cosas para sentase a leer), poniendo atención en los pequeños sonidos que provenían del exterior mío es decir del interior de mis vecinos, en fin que como el cristal donde apoyé las espalda estaba helado se me quitó el sueño y me quedé un largo rato esperando a escuchar nuevamente el ruido ensordecedor que me hacía saltar cada dos por tres de la cama y no me permitía dormir, fue tan largo el rato que me venció el sueño sin haber escuchado ningún ruido, tenía la espalda pegada al cristal helado y poco a poco me fui cayendo hacia un costado y cuando mi postura era casi incompatible con la vida, escuché nuevamente el ruido escandaloso y ensordecedor que era el motivo de mi noche desventurada, ese último gruñido fue tan fuerte que me hizo saltar y descomponer esa postura… imposible de realizar a posta, y por fin descubrí al causante de mi insomnio …estaba ahí … la muy… apoyada en un cristal helado y con el cuello casi partido cayendo hacia un costado… fue horrible… sentí una vergüenza enorme por las malas noches que seguramente le hice pasar a mis vecinos y desde luego no volví a tratar de investigar ningún otro tipo de ruido que escuchara por las noches… Un día alguien comento que los “roncones” lo hacen porque están “pasaditos de peso” expresión por demás hipócrita que los delgados utilizan para tratar a los gorditos sin que estos últimos se sientan ofendidos, (a mi me parece un pelín hipócrita), en fin les decía que escuché a alguien decir que los humanos roncan por que tienen sobrepeso, yo no creo esa teoría y soy el ejemplo vivo de que eso no es verdad porque la época en la que roncaba como un dinosaurio desvelado pesaba 69 kilos con 1,70 de estatura, es decir que no era ni mucho menos una persona obesa, ahora soy “frondosa”, “bien dada” como decía mi abuela Dña. Petra Pavón (q.e.p.d.)… Por eso les decía antes que he cancelado el pedido que había hecho de DOS artilugios para no roncar ;-) ya no quiero nada que prive a mi marido de ese bonito recuerdo que tendrá cuando yo ya no esté a su lado… emitiéndolos… así tendrán motivo para sonreír en el funeral…



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